Cabeço das Flores y Zimbralinho
Los acantilados de Cabeço das Flores, en la punta suroeste de Porto Santo, se alzan 183 metros sobre el nivel del mar. En el sureste, las Islas Desiertas (pequeños islotes rocosos deshabitados, hogar de aves poco comunes y de la casi extinta foca monje) contrastan con el horizonte. Al suroeste resplandece Madeira con sus húmedas brumas, aunque en días despejados parece que uno la puede llegar a tocar. Más abajo, las magníficas playas de Porto Santo se extienden durante kilómetros.
Abandonando la carretera del mirador de Cabeço das Flores, continúa el trayecto hacia Zimbralinho, donde un camino abrupto le conducirá a una preciosa cala. En medio, podrá ver de vez en cuando algunos caracoles fosilizados. Las aguas turquesas de esta zona son de una pureza excepcional, aunque la pequeña playa rodeada de acantilados queda en sombra por la tarde.
Abandonando la carretera del mirador de Cabeço das Flores, continúa el trayecto hacia Zimbralinho, donde un camino abrupto le conducirá a una preciosa cala. En medio, podrá ver de vez en cuando algunos caracoles fosilizados. Las aguas turquesas de esta zona son de una pureza excepcional, aunque la pequeña playa rodeada de acantilados queda en sombra por la tarde.